viernes, 28 de octubre de 2011

LAS PALABRAS JESÚS DE NAZARET







SALUD Y SANIDAD
PARA EL CUERPO Y ALMA


Los que están saludables no necesitan médico; sólo lo necesitan aquellos que están enfermos.

Ustedes deberían entender esto: Deseo misericordia, no sacrificio. Pues no he vendido a llamar a los justos, sino a los pecadores al arrepentimiento.

¿No deben los enfermos en el cuerpo, quienes han sido atados por el diablo, ser puestos en libertad?

¿Qué es más fácil decir: “tus pecados te son perdonados” o, “Levántate y sé sano”?

Para que sepan que el Hijo del hombre tiene el poder en la tierra para perdonar pecados, digo al enfermo: “¡Levántate! Ten ánimo, tus pecados te son perdonados. Vete, así como has creído, así será. ¡Tu fe te ha sanado!”

¿Quién de ustedes, teniendo cien ovejas y perdiendo una, no dejaría pastar con seguridad las otras noventa y nueve, e iría a buscar la que se perdió? Y, cuando encuentra la oveja perdida, la carga sobre sus hombros con un corazón lleno de regocijo. En el camino a su casa llamaría a sus amigos y vecinos, diciendo: “Regocíjense conmigo. He encontrado la oveja que estaba perdida.”

Les digo esta verdad: hay más gozo en el cielo por uno que se arrepienta, que por noventa y nueve personas que no necesitan arrepentimiento.

¿Quién de ustedes, teniendo diez piezas de plata, y perdiendo una pieza, no enciende una vela, y barre la casa, y busca diligentemente hasta encontrarla?

Cuando finalmente la encuentra, llama y reúne a sus amigos y vecinos, diciendo: ¡Regocíjense conmigo, pues he encontrado la pieza que estaba perdida!

Asimismo, les digo, que hay gozo en la presencia de los ángeles de Dios, por un pecador que se arrepienta.


1996, R. L. Cantaleon

LAS PALABRAS JESÚS DE NAZARET






EN UNA VIDA FRUCTIFERA


Conocerás a las personas por los frutos en su vida.

Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal ha perdido su sabor, ¿cómo podrá volver a ser salda? No sirve para nada, sin solamente para ser tirada y pisoteada.

¿Recoges uvas de los espinos o higos de entre las zarzas? De la misma manera, todo árbol bueno produce fruto bueno y todo árbol malo produce solamente fruto malo.

Un árbol bueno no puede producir fruto malo: tampoco un árbol malo produce fruto bueno. Todo árbol que produce fruto malo es cortado y usado como leña para el fuego.

Por los frutos en la vida de las personas, serás capaz de distinguir con facilidad la clase de vida que estas han escogido para vivir: vidas sanas o vidas malas.

Un hombre plantó una higuera en su viñedo. Por tres años esperó que esta diera fruto, pero no dio ningún fruto.

Finalmente al viñador encargado de la higuera: “Por tres años he venido, cada año espero ver fruto en esta higuera, pero aún no ha dado fruto. ¿Por qué he de mantenerla ocupando espacio en mis tierras? Córtala y échala abajo.”

Pero el viñador le respondió: “Déjala un año más, hasta que yo tenga la oportunidad de cavar alrededor de ella y la abone más. Si luego da fruto, bien; y si no, entonces, harás bien en cortarla y echarla abajo.”

Cuando sus vidas producen fruto, mi Padre es glorificado y ustedes son mis verdaderos discípulos. Porque una persona buena produce el bien de lo bueno que atesora adentro, mientras que una persona perversa de la maldad que lleva en su corazón, produce una vida malvada (sin fruto).

Un agricultor fue a su campo a sembrar. Mientras sembró, algunas de las semillas cayeron a la orilla del camino, y las aves descendieron y se las comieron.

Algunas semillas cayeron en lugares pedregosos, donde no había mucha tierra. Brotaron rápidamente en la tierra de poca profundidad, pero carecieron de raíz, fueron quemadas por el sol y se marchitaron. Algunas de las semillas cayeron entre espinos, y los espinos crecieron y las ahogaron.

Pero algunas de las semillas cayeron en buena tierra, y rindieron un a buena cosecha; algunas se multiplicaron ciento por ciento, otras a sesenta, y algunas a treinta.

Cuando uno oye la palabra del reino, y no la entienda, el enemigo viene y roba la semilla que ha sido sembrada en el corazón. Esto es como la semilla que cayó en la orilla del camino.

La semilla que fue esparcida en tierra pedregosa representa a aquellos que oyen la palabra, y ardientemente la acepta, pero no tienen raíces de convicción interna. La experiencia dura por un tiempo, pero cuando se presentan las calamidades y las persecuciones debido a sus decisiones de seguir la palabra de verdad, se desaniman y se pierden.

La semilla que fue sembrada entre los espinos representa a aquella que oye la palabra pero deja que los quehaceres de este mundo y el engaño de las riquezas los abrumen. La palabra es ahogada y sus vidas se hacen infructuosas.

La semilla que cayó en tierra buena representa a aquéllos que oyen la palabra y entienden su mensaje. Sus vidas rendirán una cosecha abundante: unos a ciento, a sesenta o treinta veces más que aquello que se plantó.


1996, R. L. Cantaleon


LAS PALABRAS JESÚS DE NAZARET





PACIENCIA, MISERICORDIA Y PERDÓN


Cuando poco se perdona, poco amor se recibe a cambio.

Cierto banquero estaba estudiando las cuentas de dos personas que le habían tomado  dinero prestado. Uno debía quinientas piezas de oro, mientras el otro debía sólo cincuenta. Sabiendo que ninguno de los dos contaba con los recursos para pagar la deuda, el banquero lleno de compasión perdonó ambas deudas.

¿Cuál de estos dos hombres supones tú que estaría más agradecido? Seguramente, al que se le perdonó más.

El tiempo llegó para que cierto rey revisara sus archivos y sus cuentas. Durante este proceso, le trajeron a su presencia a uno de sus siervos que le debía (la increíble cantidad) de diez mil piezas de oro.*

Como era imposible que este siervo pagara la deuda, el rey aplicó la ley: el siervo y su familia serían vendidos, y su casa y posesiones subastadas.

Pero el siervo cayó de rodillas frente al rey, y le imploró, diciendo: “Mi señor y mi rey, te ruego que tengas paciencia conmigo, y yo te pagaré todo.”

El rey fue movido por compasión. L e canceló la deuda y dejó libre al siervo.

Ese mismo día, este siervo se encontró con un amigo que le debía cien denarios.** En vez de mostrar misericordia, agarró a su amigo por la garganta, gritando: “Págame el dinero que me debes.”

Su amigo se arrojó a sus pies, e imploró: “Por favor, sé paciente conmigo y te pagaré todo, hasta la última moneda.”

*Casi diez millones de dólares o cinco millones de pesos.
**Unos cuantos dólares o pesos.

Pero el siervo no lo escuchó, y mandó que arrojaran al hombre en la prisión hasta que pudiera pagar la deuda (de acuerdo a la ley en ese tiempo).

Algunos de los otros siervos vieron lo que había sucedido, y llenos de lástima, fueron y se lo dijeron al rey.

El rey, entonces, llamó al siervo a su presencia, y le dijo: “Tú, siervo malvado. Te perdoné tu deuda impagable porque me lo pediste. ¿No deberías haber tenido igual compasión con el amigo que te debía tan insignificante cantidad?”

Enfadado, el rey entregó al siervo a sus carceleros hasta que pagara toda la deuda.

Así les tratará mi Padre, si ustedes rehúsan perdonar de corazón a sus hermanos y hermanas.

No se conformen con perdonar siete veces, sino setenta veces siete. (No pongan límites al número de veces que deseen perdonar a los que injurian).

Hagan la paz, aun con sus enemigos. La constante contienda sólo lleva a mayores problemas: litigios, tribunales, y quizá prisión sin manera de anular la multa, excepto si se cumple la sentencia.

Si alguien les ha hecho algo malo, vayan y discutan el caso con esa persona en privado. Si los escucha, han ganado un amigo.

¿Recuerdan el dicho: ojo por ojo, y diente por diente? Yo les digo lo contrario. Si alguien les pega en la mejilla derecha, ofrezcan la izquierda, o si alguno los demanda y toma su chaqueta, entonces ofrézcanle también la camisa que llevan puesta. ¿Hay quienes les hacen caminar una milla con ellos? Estén dispuestos a caminar dos.

Da generosamente a aquellos que te pidan, y no te hagas el sordo para los que piden prestado.

Cuando estés orando en el lugar de adoración, hazlo con un corazón lleno de perdón, así tu padre que está en el cielo te ofrece su perdón.

Y si traes una ofrenda al lugar de adoración, y te acuerdas que tienes una discordia sin resolver entre tú y otro, deja tu ofrenda en el altar. Ve primero a reconciliarte con esa persona, y luego regresa y ofrece tu ofrenda.

Encuentra perdón para los males que la gente te haya infligido y tu vida estará inundada de misericordia y gracia.


1996, R. L. Cantaleon



LAS PALABRAS JESÚS DE NAZARET





FE QUE MUEVE MONTAÑAS


Según sea tu fe, así recibirás.

En los últimos días, muchos vendrán de todos los confines de la tierra y entrarán en el reino del cielo. Pero los impíos, aquellos que se creen justos en su propia opinión y que continúan careciendo de fe, no entrarán.

Si dos de ustedes se ponen de acuerdo en fe, aquí en la tierra, respecto a cualquier cosa que pidan, su petición será atendida por mi Padre que está en el cielo. Porque dondequiera que dos o tres se reúnan en mi nombre, yo estaré con ellos.

Estas señales seguirán a aquellos que creen: En mi nombre echarán fuera demonios y hablarán nuevas lenguas. Podrán enfrentar serpientes, o tomar cosas mortíferas, pero no les harán daño. Podrán las manos sobre los enfermos y ellos sanarán.

Si tu fe es tan pequeña como una minúscula semilla de mostaza, podrás decir a las montañas: “Quítate de aquí y arrójate al mar.”

Si creen que esto es posible, sin dejar lugar a la duda, entonces lo que pidieran o mandaran será  hecho. Por esto es que les digo que cualquier cosa que deseen, cuando oren, crean que la recibirán, y la obtendrán.

(Mientras sean guiados por el Espíritu.) A todo aquello que ustedes se opongan en la tierra, será encarado por el poder del cielo; y todo aquello que ustedes permitan en la tierra, será aquello que está acuerdo con el plan divino del cielo.

No teman más, pero crean. Todo es posible para el que cree.


1996, R. L. Cantaleon

LAS PALABRAS JESÚS DE NAZARET





EL PODER DEL DAR


Vivan su vida haciendo a los demás como ustedes esperan que ellos les hagan a ustedes.

Había un hombre rico que vestía de púrpura y lino fino. La extravagancia imperaba en su vida diaria.

Y había un mendigo, llamado Lázaro* el cual se sentaba cerca del portón que conducía a la casa del hombre rico. El pobre sólo pedía las migajas que caían de la mesa del hombre rico. Los perros callejeros venían y lamían sus llagas.

Finalmente, un día el mendigo murió y fue llevado por los ángeles a los brazos de Abraham. Un tiempo más tarde también murió el hombre y fue enterrado.

En el infierno, levantó sus ojos llenos de tormento y vio a Abraham a lo lejos y al mendigo Lázaro en sus brazos.

Con todas sus fuerzas clamó: “Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro, el mendigo. Haz que meta la punta de sus dedo en agua y refresque mi lengua, pues estoy en agonía en estas llamas.”

Entonces el hombre rico dijo: “Te ruego pues, que envíes a Lázaro a la casa de mi padre. Pues tengo cinco hermanas y él podría prevenirlos para que no terminen en este infierno.”

Pero Abraham dijo: “Ellos tienen a Moisés y a los profetas. Déjalos que ellos les hablen.”

“No”, contestó el hombre rico, “si alguien de entre los muertos fuera a ellos, seguramente ellos se arrepentirían.”

Abraham respondió: “Si ellos no prestan atención a Moisés o a los profetas, tampoco serán persuadidos si se levantare alguien de entre los muertos para prevenirlos.”

No hay virtud en prestar a aquéllos que les pueden pagar fácilmente. Hasta los hombres malos prestan su dinero cuando están seguros de que se devolverá todo lo suyo. Te digo que des a aquella persona que viene a ti necesitada, y que no pueda retribuirte. Si esa persona toma ventaja de ti, no hagas caso de ello, ni ínsitas en ser recompensado.

Los pobres, cuando dan, contribuyen más que todos los donadores ricos combinados, quienes dan su abundancia. El pobre contribuye de su necesidad, y en amor da aun de lo que le es necesario.

Pero, ¡Cuán imposible es para aquellos que ponen su confianza en las riquezas entrar en el reino de Dios! Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja, que para un rico entrar en el reino de dios. Sin embargo, lo que es imposible para el hombre es posible para Dios.

No almacenen sus tesoros en el mundo, donde la polilla destruye y el moho corroe, y donde ladrones fuerzan su entrada y roban. Almacenen sus tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el moho pueden destruir y en donde no hay peligro de ladrones o devaluación. Donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón.

Cuídense de no dar limosnas frente a un auditorio, para ser vistos por ellos. Esto no será premiado por nuestro Padre que está en el cielo. Cuando traigan sus limosnas, no toquen una trompeta como lo hacen los hipócritas en los templos y en las calles, para que los aplaudan. Estos tienen ya su recompensa.

Pero cuando traigan sus ofrendas, no dejen que su mano izquierda sepa lo que su mano derecha está haciendo. De esta manera darán sosegadamente y en secreto, y su Padre celestial que ve estas cosas los premiará abiertamente.

Da y se te dará en mayor abundancia de lo que imaginas, multiplicada, y rebosante. Tu generosidad será recompensada y medida con la misma medida con que distribuyes.

Las inversiones de un hombre rico aumentaron grandemente en valor. Considerando sus riquezas, pensó: “¿Qué haré con mis riquezas?” y dijo: “Esto haré: destruiré mis almacenes viejos y construiré otros más grandes; allí almacenaré mis tesoros y gastaré mis ganancias.”

“Diré a mi alma, ‘Alma, tienes una fortuna que durará muchos años. Reposa, come, bebe y alégrate’.”

Pero Dios le dijo: “Necio, ¡no sabes que esta noche tu alma será requerida! Cuando te vayas, ¿para quién serán todas estas cosas?”

Así es para con los que amontonan tesoros para sí mismos, pero son pobres delante de Dios. ¿De qué te aprovecha el ganar el mundo entero y perder tu alma? ¿Qué podrás dar tú en cambio por tu alma?


1996, R. L. Cantaleon



LAS PALABRAS JESÚS DE NAZARET




EL PODER DE LA ORACIÓN


Hasta ahora no han pedido nada en mi nombre: pidan, y recibirán, y su gozo será completo.

Imagínate que a medianoche fueras a la casa de un amigo y le dijeras: “Préstame tres panes. Tengo visitantes que han viajado desde muy lejos para venir a verme, y mis alacenas están vacías.”

Tu amigo podría contestar: “Por favor, no me molestes ahora. La puerta está cerrada y mis hijos duermen. No puedo levantarme y ayudarte.” Te digo, que aunque él sea tu buen amigo, no se levantará para darte pan, pero por tu persistencia, él cederá a tu ruego y se levantará para darte cuanto pan tú necesites.

Pide y se te dará. Busca, y encontrarás. Toca, y se te abrirá la puerta. Porque todo aquél que pide recibe, los que buscan hallan, y a los que tocan se les abrirán las puertas de par en par.

En cierto pueblo había un juez que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres. En el mismo pueblo vivía una viuda que apelaba continuamente a este por justicia en contra de una persona que le había hecho mal. Este la desdeñó por un tiempo y rehusó oír su caso. Pero finalmente se dijo a sí mismo: “Aunque no temo a Dios, ni respeto a los hombres, veré que esta viuda obtenga justicia, porque me desespera con su persistente apelación.”

¿No hará dios justicia a sus escogidos que claman a Él día y noche? ¿Creen que Él los desechará? Les digo ¡Él verá que reciban clemencia inmediatamente!

Aun así, la pregunta pertinente es: Cuando Yo, el Mesías, retorne, ¿encontraré a muchos en la tierra con semejante fe?

No dejen que vuestras oraciones caigan en una modalidad de mera repetición. Los gentiles oran así, pensando que serán oídos por sus muchas palabrerías. No deben imitarlos.

Recuerden que su Padre celestial sabe todo lo que necesitas, aun antes de que se lo pidan.

El profeta Isaías ha escrito: “Mi casa será llamada casa de oración por todas las naciones.”

Oren al Padre que oye sus oraciones más secretas y las recompensa abiertamente; y cualquier cosa que pidan al Padre en mi nombre. Él se los dará.

Padre nuestro que estas en el cielo.
Santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad,
En la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan diario.
Y perdona nuestros pecados,
Así como nosotros perdonamos a
Aquellos que pecan contra nosotros.
Defiéndenos de tentación,
Y líbranos de la maldad.
Porque tuyo es el reino,
Y el poder,
Y la gloria,
Para siempre.
Amén.

Si viven si vida en mí, y permiten que mis palabras vivan en sus corazones; pidan lo que deseen y les será dado.


1996, R. L. Cantaleon

LAS PALABRAS JESÚS DE NAZARET





LAS BIENAVENTURANZAS


Bienaventurados son los que oyen las palabras de Dios y la siguen.

Haciendo esto, serán como el siervo que cuando su amo vino, lo encontró cumpliendo con su deber.

Bienaventurados son los que ponen toda su confianza en Dios, porque de ellos es el reino del cielo.

Bienaventurados son los que están tristes, porque se les dará consuelo y ánimo.

Bienaventurados son los que tienen la humildad de reconocer su propia necesidad, porque toda la tierra será suya.

Bienaventurados son los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados y llenos.

Bienaventurados son los misericordiosos, porque recibirán misericordia.

Bienaventurados son los puros de corazón, porque recibirán a Dios.

Bienaventurados son los pacificadores, porque serán llamados hijos de Dios.

Bienaventurados son lo que padecen persecución por defender la justicia, porque serán ciudadanos del reino de Dios.

Bienaventurados son ustedes cuando sufran injurias y sean insultados por hacer mi voluntad. Regocíjense y mantengan su gozo, pues grande es su recompensa en el cielo. De esta misma manera persiguieron a los grandes profetas de la antigüedad.

¡Y cuán (aún más) bienaventurados son ustedes, que sin haberme visto, creen y mantienen su fe en mí! Benditos son sus ojos, pues verdaderamente ven, y sus oídos, porque verdaderamente oyen.

Vengan, benditos de mi Padre, hereden el reino preparado para ustedes desde la fundación del mundo.


1996, R. L. Cantaleon



LAS PALABRAS JESÚS DE NAZARET






EL PROBLEMA DE LA RELIGION


Estén alerta, tengan cuidado de no vivir su vida con “alimento” religioso.

No les estoy hablando del alimento terrenal. ¿Se han olvidado ya de los cinco panes que alimentaron a los cinco mil, y de doce canastos que sobraron; y de los siete panes que alimentaron a cuatro mil, y de la abundancia que aun quedó? ¡No!, Les estoy advirtiendo que no se alimenten de las falsas ideas y enseñen de los religiosos.

Me adoran en vano, enseñando como doctrina lo que son verdaderamente mandamientos de hombres. Están tan apegados a sus propias supersticiones que se olvidan de los mandamientos de dios.

Cuídense de los falsos maestros que vienen a ustedes disfrazados de ovejas, porque por dentro son lobos feroces. Ellos siguen a su verdadero líder, el diablo, y hacen lo que él quiere. El que fue un asesino desde el principio, y nunca dijo la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando miente, habla como lo que es, pues un mentiroso, y el padre de las mentiras.

¡ay de ustedes, falsos maestros y líderes, hipócritas! Pues viajan a través de la tierra y el mar para ganar un prosélito, y cuando lo han ganado, lo hacen un hijo del infierno dos veces pero que ustedes mismos.

¡Ay de ustedes, quías ciegos, que dicen: “El templo no es lo importante. Lo que es importante es el tesoro del templo”

Tontos y ciegos: ¡Qué es más importante, el oro en la tesorería o el templo que santifica al oro?

Y ustedes dicen: “El altar no es lo importante, sino la ofrenda que está sobre el altar es lo importante.”

Ustedes son tontos y ciegos. ¿Cuál es más importante, la ofrenda en el altar, o el altar que consagra la ofrenda?

Cualquiera que honra el altar, honra también todo lo que está sobre este. Y cualquiera que honra el templo, honra todo lo que habita dentro de sus paredes. Y los que honran el cielo, honra el trono de dios, y a Aquel que se siente en él.

Ustedes tributan aun de la menta y de las hierbas que crecen frente a sus casas. Al mismo tiempo se han olvidado de los asuntos más importantes de la ley: la justicia, la misericordia, y de la fe; de esto es que ustedes deben preocuparse.

Guías ciegos, se ahogan con un mosquito, pero se tragan un camello.

Ustedes limpian por fuera sus copas y tazones, mientras que por dentro están llenos de extorsión y repletos de corrupción. ¡Maestros ciegos! Limpien primero la suciedad de dentro de sus copas y tazones y luego lo de fuera estará limpio.

¡Falsos maestros! En su hipocresía son semejantes a los sepulcros blanqueados, que se muestran hermosos por fuera, mas por dentro están llenos de muerte y huesos de hombres muertos.

Ustedes podrán impresionar a la gente con su justicia externa, pero por dentro están llenos de hipocresía y de pecado. ¿Cómo pueden creer? Ustedes anhelan las alabanzas de sus colegas pero nunca buscan la alabanza que sólo proviene de Dios.

Ustedes construyen las tumbas de los profetas y colocan flores alrededor de los sepulcros de los justos, y dicen: “Si nosotros hubiéramos vivido en los días de nuestros antepasados, nunca hubiéramos permitido el derrame de la sangre inocente de los profetas.”

Acepten su propia inconsecuencia. Ustedes son los hijos de aquellos que mataron a los profetas, y ahora ustedes aun superan las obras de sus antepasados.

¡Serpientes! ¡Generación de víboras! ¿Cómo van a escapar de la condenación del infierno? Miren, les enviaré profetas y hombres sabios y maestros: y a algunos de ellos ustedes matarán y crucificarán, y a otros ustedes los golpearán y perseguirán de ciudad en ciudad.

¡Hipócritas! Isaías estaba en lo cierto cuando profetizó de ustedes, diciendo: “Esta gente se acercan a mí de boca, y me honran con sus labios, pero sus corazones están lejos de mí. En vano me adoran, enseñando como doctrina los mandamientos de los hombres.”

Ustedes se justifican a sí mismos delante de sus congregaciones, pero Dios conoce sus corazones: pues lo que es grandemente estimado por el hombre, es repulsivo delante de Dios.

Yo les digo, muchos vendrán del este y del oeste y se sentarán con Abraham, Isaac, y Jacob en el reino del cielo. Pero los hijos de los falsos reinos serán echados fuera a las tinieblas: un sitio de lágrimas y amargo remordimiento.

A menos que su justicia exceda la pseudo-justicia de los llamados expertos religiosos, no entrarán jamás en el reino del cielo.


1996, R. L. Cantaleon

  LO SIENTO. Hace muchos años cuando creí que era "totalmente iluminado" y "más allá del ego" (¿entiendes el chiste?) Yo...