viernes, 28 de octubre de 2011

LAS PALABRAS JESÚS DE NAZARET






EL PROBLEMA DE LA RELIGION


Estén alerta, tengan cuidado de no vivir su vida con “alimento” religioso.

No les estoy hablando del alimento terrenal. ¿Se han olvidado ya de los cinco panes que alimentaron a los cinco mil, y de doce canastos que sobraron; y de los siete panes que alimentaron a cuatro mil, y de la abundancia que aun quedó? ¡No!, Les estoy advirtiendo que no se alimenten de las falsas ideas y enseñen de los religiosos.

Me adoran en vano, enseñando como doctrina lo que son verdaderamente mandamientos de hombres. Están tan apegados a sus propias supersticiones que se olvidan de los mandamientos de dios.

Cuídense de los falsos maestros que vienen a ustedes disfrazados de ovejas, porque por dentro son lobos feroces. Ellos siguen a su verdadero líder, el diablo, y hacen lo que él quiere. El que fue un asesino desde el principio, y nunca dijo la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando miente, habla como lo que es, pues un mentiroso, y el padre de las mentiras.

¡ay de ustedes, falsos maestros y líderes, hipócritas! Pues viajan a través de la tierra y el mar para ganar un prosélito, y cuando lo han ganado, lo hacen un hijo del infierno dos veces pero que ustedes mismos.

¡Ay de ustedes, quías ciegos, que dicen: “El templo no es lo importante. Lo que es importante es el tesoro del templo”

Tontos y ciegos: ¡Qué es más importante, el oro en la tesorería o el templo que santifica al oro?

Y ustedes dicen: “El altar no es lo importante, sino la ofrenda que está sobre el altar es lo importante.”

Ustedes son tontos y ciegos. ¿Cuál es más importante, la ofrenda en el altar, o el altar que consagra la ofrenda?

Cualquiera que honra el altar, honra también todo lo que está sobre este. Y cualquiera que honra el templo, honra todo lo que habita dentro de sus paredes. Y los que honran el cielo, honra el trono de dios, y a Aquel que se siente en él.

Ustedes tributan aun de la menta y de las hierbas que crecen frente a sus casas. Al mismo tiempo se han olvidado de los asuntos más importantes de la ley: la justicia, la misericordia, y de la fe; de esto es que ustedes deben preocuparse.

Guías ciegos, se ahogan con un mosquito, pero se tragan un camello.

Ustedes limpian por fuera sus copas y tazones, mientras que por dentro están llenos de extorsión y repletos de corrupción. ¡Maestros ciegos! Limpien primero la suciedad de dentro de sus copas y tazones y luego lo de fuera estará limpio.

¡Falsos maestros! En su hipocresía son semejantes a los sepulcros blanqueados, que se muestran hermosos por fuera, mas por dentro están llenos de muerte y huesos de hombres muertos.

Ustedes podrán impresionar a la gente con su justicia externa, pero por dentro están llenos de hipocresía y de pecado. ¿Cómo pueden creer? Ustedes anhelan las alabanzas de sus colegas pero nunca buscan la alabanza que sólo proviene de Dios.

Ustedes construyen las tumbas de los profetas y colocan flores alrededor de los sepulcros de los justos, y dicen: “Si nosotros hubiéramos vivido en los días de nuestros antepasados, nunca hubiéramos permitido el derrame de la sangre inocente de los profetas.”

Acepten su propia inconsecuencia. Ustedes son los hijos de aquellos que mataron a los profetas, y ahora ustedes aun superan las obras de sus antepasados.

¡Serpientes! ¡Generación de víboras! ¿Cómo van a escapar de la condenación del infierno? Miren, les enviaré profetas y hombres sabios y maestros: y a algunos de ellos ustedes matarán y crucificarán, y a otros ustedes los golpearán y perseguirán de ciudad en ciudad.

¡Hipócritas! Isaías estaba en lo cierto cuando profetizó de ustedes, diciendo: “Esta gente se acercan a mí de boca, y me honran con sus labios, pero sus corazones están lejos de mí. En vano me adoran, enseñando como doctrina los mandamientos de los hombres.”

Ustedes se justifican a sí mismos delante de sus congregaciones, pero Dios conoce sus corazones: pues lo que es grandemente estimado por el hombre, es repulsivo delante de Dios.

Yo les digo, muchos vendrán del este y del oeste y se sentarán con Abraham, Isaac, y Jacob en el reino del cielo. Pero los hijos de los falsos reinos serán echados fuera a las tinieblas: un sitio de lágrimas y amargo remordimiento.

A menos que su justicia exceda la pseudo-justicia de los llamados expertos religiosos, no entrarán jamás en el reino del cielo.


1996, R. L. Cantaleon

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